La vida es bella, todo ser humano por naturaleza propia tiende a materializar ese gran detalle, al buscar apresarla a través de sus pensamientos como obras ya sean escritas o dibujadas al buscar plasmar ese milagro vital a través de la pintura, usando los variadas matices del arcoiris, con el que nos asombramos y deleitamos en nuestra juventud.
México ha sido mi inspiración… por su inigualable belleza, por sus contrastes. Donde se amalgaman el mar con el desierto, las montañas y las planicies, por su selva y entrelazado maridaje con el desierto, mostrando todos ellos diversidad en el colorido.
Con sus mil y un lenguajes sonoros, floridos, ríspidos agudos, envueltos en untuosos perfumes de sus flores, de la multicidad de los frutos traídos del paraíso para esta gente que aún adora a los astros, al dios “pan” y a la serpiente emplumada con los llamativos colores del ancestral quetzál.
Lo que mis sentidos buscan captar de la naturaleza y de sus habitantes es lo que trato de transmitir con mis pinturas.
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